12 mayo 2015

La necesaria y bella 8½ de Fellini

Si algo puedo decir de la película 8 y medio de Fellini es que es un regalo. Y no solo por la genialidad artística que respira esta película en cada uno de sus fotogramas, sino porque Fellini entre sin reparos su personalidad al público."No tengo recuerdos espectaculares. Además los vacié todos en mis películas. Los anulé cediéndolos al público. Ahora ya no distingo entre lo que pasó realmente y lo que he inventado".




Ocho y medio es una película extraña, onírica, en la que los recuerdos se mezclan con las extrañas vivencias presentes y los abrumadores momentos delo futuro. No se trata de una película de fácil composición, ni comprensión, en especial si el espectador se obsesiona con intentar establecer una lógica durante el desarrollo del guión. De hecho, es probable que en su primer visionado se sienta cierta frustración al no haber podido retener todos los detalles. La principal virtud de esta película es que es bella, bella, extraña y necesaria. Remueve nuestros sentimientos más primarios y nos ofrece imágenes difíciles de olvidar y que más tarde el cine ha reinventado en múltiples ocasiones. 




 Especialmente identificada me he sentido con el recuerdo de esta película, en cómo el hombre siempre retrocede al pasado para poder comprender el presente. El recuerdo de "todas las personas a las que no supe amar". Las imágenes en las que nos muestra sus miedos primigenios e infantiles o sus amados desfiles circenses tienen un aire siniestro que no deja de atraernos de manera descontrolada, sublime y bella.
Poder meterse en el "alter ego" de Felini a través de esta película en la que nos muestra su particular visión de la pérdida de la creatividad es un acto de valentía tan gratificante como necesario.


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