Estoy empezando a soñar,
sumida en la sombra, en la oscuridad.
¿Cuánto tiempo permanecerá el viento?
¿Cuánto la sombra a mi lado acostada?
El sol me acaricia en la cara,
anunciando una brillante mañana,
soleada.
Me despierto cegada por la luz
y te encuentro
entre luciérnagas doradas,
entre molinos brillantes,
a mi lado, apoyándome.
¡Qué tiene nuestro silencio
que tanto me gusta!
¡Qué tiene tu respiración
que tanto me calma!
Camino por la húmeda hierba ,
verde hierba,
manto de una ladera cercana,
y besa mis tobillos cansados.
Tus pasos me siguen,
firmes, alados.
Cuando caiga la noche,
¿veré la vela iluminada?
¿Y si el poeta quiere
volver de nuevo a su casa...?
¡Qué tiene nuestro silencio
que tanto me gusta!
¡Qué tiene tu respiración,
que tanto me calma!
Estoy empezando a soñar,
y tu dulce transparencia
me deslumbra,
entre luciérnagas doradas,
entre molinos brillantes,
y te encuentro ahí, mirándome.
Hemos recorrido tantos caminos,
hemos cometido tantos errores,
cuando lo único verdadero
es que respiramos
y dejamos de respirar.
¿Y si el poeta quiere
volver de nuevo a su casa?
¿Y si quiere respirar a través
de la vela iluminada,
de las luciérnagas brillantes,
que se reflejan en tu mirada...?