PSICOLOGÍA

ENSEÑANZA EMOCIONAL




“En la vida nos topamos con cosas que no entendemos porque nunca hemos visto nada semejante”

Uno de los fallos que tenemos en  nuestro sistema de vida es la enseñanza. Llenamos la escuela  de nuestros niños de asignaturas que han sido sometidas a una jerarquización, en las que las materias artísticas van por detrás de las matemáticas o la lengua.  
Sin embargo,  no hay clases emocionales, éticas o morales. Puede que parezca extraño, pero un día me di cuenta de que la forma de mi propia cara podía sorprenderme y por ello pude entender que nada en la vida es tan simple como imaginamos. Por ello, un niño que conoce las emociones funciona mejor, podrá organizarse a la hora de hacer los deberes e incluso si se le enseña a entender las emociones de otros,  podrá comunicarse mejor. 
La emoción interfiere en la razón y la razón en la emoción. Por lo que son moldeables y también complejas, ya que hay muchas emociones mezcladas. Puede que una persona esté enfadada, pero también que tenga ansiedad y esté preocupada, por ello es muy importante identificarlas, ponerles nombre y verbalizarlas.  El niño debería aprender a percibir sus emociones, saber construir y mantener relaciones, aprender a tener relaciones responsables y éticas y ponerse en el lugar del otro.  La mayoría de las escuelas no lo hacen, sobre todo porque no saben. Con todo esto se conseguiría un menor entorno delictivo, menos alteraciones en las clases, mejor rendimiento académico y mejor salud mental.

Me fascina la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza. Se creó a finales del siglo XIX, principios del XX y es más avanzado que nuestros sistemas actuales. Estaba formado por algunos profesores, entre ellos Giner de los Ríos, que procuraban salir del yugo de la enseñanza puramente religiosa y retrógrada, dando una mayor libertad al niño, fomentando la creatividad y el entusiasmo por aprender.  Enseñaban valores y no comulgaban con ideas como encasillar a los niños en si van a ser unos fracasados o no, porque cada persona requiere de un tiempo para la maduración de las ideas. Todo ser humano tiene un gran potencial que debe ser sacado a través de la enseñanza global, individualizada y familiar. No a través del castigo, sino de incentivar la curiosidad y el placer por la pregunta. ¿Dónde está nuestra creatividad y por qué hay una edad en la que los niños dejan de preguntar en clase? ¿Por qué optaron por un sistema de enseñanza tan cuadriculado, tan dirigido a la memoria y al estudio y tan poco dirigido al conocimiento, la curiosidad y la enseñanza de valores? ¿Pretendían crear un sistema industrializado en el que diseñar personas válidas solo para un fin? Cuando pienso en esto, me siento como si estuviera en un escenario vacío, horas después de haber terminado el espectáculo. Sin embargo, aún estamos a tiempo de reeducarnos para nuestras futuras generaciones. Querido lector, si es necesario vuelve a leer el artículo y reflexiona, porque de nosotros depende la educación de ahora.

 


¿Podemos ser felices ganando más dinero?


Una de las preguntas más realizadas por la humanidad y más difíciles de responder es, ¿cómo podemos ser felices? A lo largo de la entrada de hoy voy a basar ese fundamento de la felicidad en el altruismo. Actualmente estamos viviendo momentos de máxima tensión en Ucrania,Venezuela e incluso en nuestro propio país. Según algunos estudios, y pongo toda mi esperanza en ello, el altruismo ganará la batalla a la violencia, que es un signo de nuestras actitudes más arcaicas.
Sin embargo, aunque sabemos que el altruismo puede hacernos felices, nos empeñamos en ganar cada vez más dinero para conseguir esa ansiada meta de la felicidad. ¿Podemos ser felices ganando más dinero?Según Michael I. Norton la respuesta es sí,  pero no para nosotros mismos, sino dándolo a los demás. Al lector que esté leyendo estás líneas pensará que son falacias fundamentadas en posturas sociales, la mayor parte de las personas al oír esto piensa que es mejor gastárselo en sí mismo o en su familia, pero no en personas lejanas o en organizaciones. Una vez tenemos las necesidades básicas cubiertas, ¿por qué seguir deseando ganar más y más dinero? ¿Serías más feliz si ganaras el doble? Crees que la respuesta es sí, pero no es cierto, se sienten un poco más felices en el momento de esa subida emocional, pero después vuelve al mismo nivel de felicidad que cuando ganabas un poco menos.
Eduard Punset realizó una prueba en la que le daba dinero a dos grupos de personas. Al primer grupo les decía que se lo tenían que gastar en sí mismos, al segundo que se lo tenían que gastar en los demás. Los segundos al sentirse implicados en la elección del regalo se sentían mucho más felices. Los primeros decían sentirse de manera muy parecida. La práctica de dar de forma altruista además tiene efectos imitativos, nos lo pegamos los unos a los otros y comenzamos a dar de manera indiscriminada.
Somos seres sociales por naturaleza, necesitamos sentirnos reconocidos dentro de la "manada", por ello cuando estamos solos somos muy infelices, tenemos que sentir que a alguien le preocupa tu existencia. Todavía creemos que nuestras desgracias están en los otros,  cuando el altruismo es la clave para triunfar, tanto personal como profesionalmente. Frente a la felicidad que veíamos que sentía el segundo grupo, las personas egoístas sienten más vergüenza, segregan cortisol, hormona que provoca el estrés y por lo tanto tienen más problemas de salud.
Me llamó mucho la atención la aportación que hizo en una ocasión Elsa Punset sobre Bután. En este país el gobierno valora de manera sistemática la felicidad de las personas, hasta el punto de que ayuda a fijar las prioridades políticas y sociales de dicho gobierno. Así mismo, afirmaba que solo la mitad de tu felicidad esta basada en la genética, un 10% son las circunstancias y un 40% tu enfoque personal y tus decisiones, por lo que ¡mucho está en nuestra mano!
¿Qué elementos son decisivos a la hora de "engordar" nuestra felicidad? La salud, un trabajo con el que sentirte realizado e independiente, una compañía positiva y un nivel de dinero que cubra nuestras necesidades son las claves para conseguir este objetivo.
El psicólogo Michael I. Norton afirma que para aumentar nuestra felicidad debemos distinguir entre los cambios circunstanciales y los cambios intencionados. Los cambios circunstanciales son por ejemplo; cambiar de casa, comprarte un coche o un aumento de sueldo. Son cambios a los que te habitúas enseguida, al poco tiempo vuelves a tus niveles de felicidad iniciales, esto es lo que se llama Habituación Hedonista. Por otra parte, los cambios intencionados mantienen el éxtasis de felicidad por mucho más tiempo, como por ejemplo salir a correr a diario e ir superándote.
En conclusión, la felicidad personal está en nuestras manos, basar nuestra existencia en el altruismo, dar importancia a los cambios intencionados, cuidar nuestra salud y nuestras relaciones personales de manera saludable y positiva puede ser la clave para comenzar a ver la vida de otra forma.




La importancia de la inteligencia emocional



El inicio de nuestra vida, incluso durante la gestación en el útero materno, es imprescindible para nuestro desarrollo posterior, en nuestra vida como adultos. Solo podremos desarrollarnos como personas si nuestras necesidades de afecto y protección están cubiertas. Cada vez más los psicólogos, neurólogos y psiquiatras, están de acuerdo en la importancia de saber gestionar las emociones, sobre todo las emociones negativas. Si desde pequeños no aprendemos a gestionarlas y perduran más de lo normal en nuestro cerebro, no vamos a tener la concentración necesaria para aprender. Por todo ello, es imprescindible enseñar a los niños a desarrollar la compasión y el altruismo. Es un error pensar que la cognición y las emociones son dos cosas distintas, incluso se sitúan incluso en la misma área cerebral.

Uno de los elementos más importantes para el ser humano es el de la contemplación que se viene desarrollando en muchas religiones como el budismo o el catolicismo.  En estos tiempos se ha olvidado la introspección y la contemplación, cuando es una práctica que te permite alcanzar el equilibrio y la salud mental. Uno de los objetivos de la contemplación es la concentración como base para el conocimiento y no solo el conocimiento intelectual, también para cultivar emociones como el altruismo. Por esto,  es importante educar a los niños en estas ideas, de nada sirve llenarles la cabeza de conocimientos si luego no pueden equilibrar sus emociones. Si consigues una mente calmada puedes pensar con más claridad para cultivar compasión, altruismo o cualquier otra cosa.

Es notable la diferencia que se aprecia entre un niño criado con cariño y protección de otro que carece de todo esto en su infancia. En el caso de las mujeres se ha podido observar que las que han tenido estas carencias menstrúan antes. Una mujer se pregunta sobre su futuro, sobre si se puede confiar en los hombres,  si estarán ahí cuando se hagan mayores y lo más importante si se encargará de sus hijos. La respuesta a estas preguntas parecen estar basadas en la propia experiencia durante su infancia. Es decir de la presencia del padre o de la calidad de este mismo y esto les hace pensar que no pueden confiar en ese hombre y madurar antes.  
Aprender a sacar lo mejor de ti: Nos perdemos como personas, envejecemos y nos enfermamos cuando perdemos nuestra capacidad de amar y nuestra curiosidad. “Debemos aprender a gestionar nuestras emociones, sin reprimirlas, pero sobre todo sin dejar que nos tomen como rehenes” Lawrence Parsons.  
 
Basado en pensamientos de Richard Davison, Daniel Goleman, Matthiue Richard y Jay Blesky


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