27 abril 2011

Lullaby

Él descansaba.  Yo permanecí despierta, atenta a su respiración observándole... hasta que los primeros rayos del amanecer iluminaron su rostro. Le observé durante mucho tiempo y me pregunté si sabría hasta que punto le llevaba dentro. Entre él y yo era una cuestión de pertenencia, se que suena exagerado, pero no encuentro un modo mejor de expresarlo.
Miedo. Siempre acechante en el alma del ser humano me persigue por las calles, en sueños e incluso lo veo reflejado en el ascensor que todos los días me sube al infinto. ¿Qué puedo hacer para no pensar, para no sentir? ¿Para morir...?

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